Patrones calidad del vino

Entonces, ¿qué es un buen vino?

Un buen vino es, por encima de todo, un vino que nos gusta a nosotros, aunque el mejor experto del planeta diga lo contrario. Asimismo, un mal vino es aquel que nos desagrada totalmente, aunque reciba la mayor puntuación en la mejor guía de vinos del mundo.

 

CINCO PATRONES DE CALIDAD DEL VINO

1. Equilibrio.

La primera de las condiciones que debe cumplir un buen vino es el equilibrio. El equilibrio es la relación entre cuatro elementos esenciales del vino: el dulzor, la acidez, el tanino y el alcohol. Un vino es equilibrado cuando ninguno de ellos predomina sobre otro, es decir nada resalta al probarlo, ni un tanino agresivo, ni un dulzor inadecuado, ni una acidez exagerada, ni un excesivo predominio alcohólico. La mayoría de los vinos pueden parecer equilibrados a mucha gente, el secreto para saber si algún elemento desentona es acompañar el vino con comida. El vino equilibrado acompaña perfectamente la mayoría de platos.

En el vino se produce un juego de fuerza: el tanino y la acidez son elementos endurecedores, hacen que el vino resulte más duro en la boca, mientras que el alcohol y el azúcar son elementos suavizadores. El equilibrio en el vino es, por tanto, la interrelación entre sus aspectos duros y suaves, así como un indicador clave de su calidad.

2. Longitud.

La longitud es un término que se usa para describir un vino a lo largo de todo el paladar. Un vino de buena longitud, o largo, es el que imprime todo su sabor en la lengua y cavidad bucal, es intenso, y su sabor perdura después de haberlo tragado. Un vino corto es aquel produce una gran impresión al comienzo pero rápidamente pierde intensidad. La longitud es uno de los elementos más seguros y más sencillos para reconocer la calidad de un vino.

3. Profundidad.

Este es otro factor subjetivo y un inconmensurable atributo de alta calidad en el vino. Decimos que un vino tiene profundidad cuando no es plano en boca y unidimensional en el paladar sino que, en cambio, parece tener capas de sabor. Un vino plano nunca podrá ser un gran vino.

Un vino plano representa, gráficamente, al vino que "no sabe a nada", que nos recuerda más a beber agua que a beber vino. Si el equilibrio es la relación entre los elementos principales del vino, la profundidad es su presencia.

Como hemos visto, la acidez, el tanino y el alcohol deben encontrarse en equilibrio, pero deben encontrarse. Un vino sin acidez, sin tanino o con una baja graduación nunca será un gran vino.

4. Complejidad.

Nada tiene de malo un vino correcto, simple y directo. Pero un vino que tiempo después sigue revelándonos cosas diferentes sobre sí mismo será mucho más interesante. Un vino complejo sigue descubriéndonos siempre una nueva impresión o un nuevo sabor a cada trago, y estos vinos se consideran de mejor calidad.

5. Carácter.

Un vino con carácter es aquel, que al igual que las personas, refleja una característica personal, normalmente procedente del terruño. Un vino con carácter refleja su marcada tipicidad por sus variedades de uvas, por sus regiones, por sus aromas, por su mineralidad...

5 patrones de calidad del vino